viernes, 6 de enero de 2017

Cómo cambia el poder

Andrea Papi  
“La pobreza es un hurto” - Riccardo Petrella -

Es necesaria una mirada lo suficientemente inescrupulosa para detectar los escenarios que se están proyectando, considerando que los viejos paradigmas interpretativos con los que se ha educado la generación post-guerra son ahora incapaces de ayudar a entender lo que está por venir. El mundo está experimentando una metamorfosis completa de las geografías sociales, laborales, económicas y políticas. No para el cambio o para reformas que, aunque significativas, sin embargo, dejan intactas las disposiciones estructurales. Estamos siendo testigos, impotentes y tal vez temerosos, a las transformaciones profundas e irreversibles, que están cambiando la naturaleza orgánica de los sistemas sobre los cuales, hasta hace poco se estaba sosteniendo el equilibrio entre los estados, las economías y las relaciones sociales. Imparable, se está delineando una especie de conjunción entre dos dimensiones existenciales prácticamente paralelas. Aunque tenemos algunas convergencias altamente significativas que colisionan, sin embargo, son a/simétricas porque sólo una de los dos afecta a la otra acondicionándola en gran medida. La hegemonía económica y política planetaria está cambiando de calidad y de signo. En comparación con lo que está emergiendo y de cómo se manifiesta, no es en absoluto arriesgado suponer que el antiguo concepto de dominación ya no es del todo apropiado para definir el estado y las formas de los poderes hegemónicos. De una forma u otra, el concepto de dominio se basa, de hecho, en la dominación de alguien o algo que manda y se impone. Al final, el dominador (cosa, estructura o persona) es siempre identificable y permite localizar el "enemigo" contra el cual enfrentarse. Lo que se está proyectando es más bien una especie de amalgama reticular, no lineal y no estructurada en un sentido estricto, con el poder de establecer y dirigir a nivel global, los caminos, las situaciones y el estado de las cosas.  Está determinándose un estatus persistente de fuerte condicionamiento por encima de todo y de todos, lo que permite a una minoría cada vez más estricta de acumular riquezas hiperbólicas a través de la especulación financiera. Una élite que se impone mediante el aprovechamiento de los mecanismos que impiden la distribución de la riqueza más equitativamente. Los pueblos y las sociedades están sujetas a una serie continua de fuertes restricciones, impedidos en escoger y actuar de forma independiente, obligados a someterse a una situación generalizada. Queriendo hacer un paralelo metafórico, el terrible Leviatán de Hobbes en comparación se parece a un aficionado.

Al igual que en la película "Metrópolis"
De esta manera se están determinando dos dimensiones separadas, cada vez más distantes, en tendencia forastera una de la otra. Por un lado el mundo de las élites, inundado con facilidades y beneficiario de infinitas posibilidades, que tiene acceso a prácticamente todo y de manera indiscriminada y que pueden permitirse el lujo de no hacer frente a lo que ocurre en la otra dimensión paralela, la que domina incondicionalmente. Del otro, una condición general sobre/determinada de la primera, y por lo tanto pre/determinada, de la cual es parte casi toda la humanidad, adonde una minoría aun con la posibilidad de algún bien es acompañada por la gran mayoría de los pobres, necesitados, sumisos, chantajeados y esclavizados, en gran número en un estado constantemente precario y en una posición de no poder decidir su propio destino. Una condición que se acerca, de la cual es prácticamente imposible prescindir y que ha pasado por alto en gran medida como poder influir al ya obsoleto poder político de los estados, reducidos a estructuras puramente administrativas en nombre de fuerzas abrumadoras. Es irresistible evocar el escenario propuesto por Metrópolis, película muda de Friz Lang de 1927, en lo que se representa una clara separación entre el mundo de los industriales ricos, que viven en la comodidad y el lujo en los maravillosos jardines, y el mundo subterráneo de los "prolet", que al contrario viven en la oscuridad inmersos en la tristeza de una vida hecha de dificultad y fatiga. Adentro de esta bidimensional simultáneas y antitéticas juega un papel fundamental la progresión de la sofisticación tecnológica, la informática, la robótica y la cibernética. La tecnología informática es, de hecho, el principal factor que ha permitido y permite el progreso de los escenarios de los que estamos hablando. La introducción masiva, ya inminente, de la informática y la robótica en el proceso de producción va a cambiar la composición y la calidad de la fuerza de trabajo, en términos de cómo la conocemos, preparándola a desaparecer en poco tiempo.

Es importante destacar que, en cuanto a la producción la tendencia más sorprendente no es exclusiva a la suerte de la legendaria "clase obrera", ya que está destinada en desaparecer tambien la categoría de los administradores, que será sustituida por los programadores informáticos. La tendencia mundial es automatizar completamente los procesos de producción, sustituyendo la incertidumbre de las habilidades manuales y de la proyectualidad humana con una estandarización segura. Una tendencia que está avanzando con gran progresión y ya no puede ser ignorada de ninguna manera o por ninguna razón, mucho menos ideológica. Otro cambio ya en marcha y a ritmo acelerado, es la desaparición gradual del uso del dinero, el cual será sustituido totalmente dentro de unas dos décadas, de acuerdo con las proyecciones de los expertos, por Smartphone, microchips, sensores y todos tipos de instrumentación electro-computarizado capaz de realizar los intercambios mercantiles. Tal eventualidad nos precipita en nuevas y completamente diferentes perspectivas. A pesar de que se simplificará, al menos en teoría, todas las transacciones de compra y venta, por otra nos proyectará en las dimensiones futuristas, donde será examinada y controlada cada operación. Es fácil intuir que sólo las diversas mafias, así como todos los que puedan permitirse el lujo de vías altamente sofisticadas, lograran moverse en forma no convencional con acciones fuera de la conformidad monetaria legal. Un aspecto importante para el "hombre común" será sin duda el control sistemático de quien es propietario de cuentas bancarias, mientras arrojará en los brazos implacables de la criminalidad todos aquellos que no tienen ingresos, cuyo número está destinado en aumentar.

Escenario a corto plazo
La ronda de billetes con los que estamos acostumbrados se transformará, en todos los aspectos, en un unicum virtual. Desaparecerá la realidad tangible del dinero y cada operación permitida, desde la más pequeña hasta la más grande que se llevará a cabo, será sólo a través de transacciones electrónicas. Se eliminará la mediación humana en la compra-venta. Nos volveremos completamente dependiente de la electrónica y de la informática, y vamos a tener que conformarnos. Desde un punto de vista humanista será el aspecto más aterrador. Surge inmediata la pregunta: ¿si toda la dimensión monetaria se llevará a cabo en un nivel puramente virtual, porque en la práctica se siguen masacrando poblaciones enteras? En el nombre de una flagrante "sin sustancia", se encuentran remachadas por "deudas" que viajan puramente vía éter, sometidos a un mundo que sólo existe en las interacciones financieras que tienen lugar en la red, que no existe en el nivel de uso diario si no fuera por sus efectos ruinosos. Deberíamos empezar a tomar nota de que un escenario así a corto plazo no puede ser enfrentado con revueltas de ira o con estrategias que se engañan en socavar los poderes que ya no tienen "Palacios de Invierno" a tomarse y derrumbar. Es impelente replantearse seriamente cómo subvertir el orden que se está proyectando.

Traducción: Maurizio Bagatin

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